MONTAÑA ESTURIÓN
Aqui se añadirán los capitulos que subamos sobre esta historia de forma que tengamos en esta pagina todos los capitulos publicados
Prólogo
Día 13- 10:06 de la mañana.
En el submarino anguila.
-Ya está. Te toca.
Jeff ya no sabía que mover.
Su compañero le iba ganando por mucho y ya casi no le quedaban fichas. Y,
además, nunca le había gustado el ajedrez.
-Venga-le insiste Matt desesperado
por la tardanza-. Oye, ¿Sabes qué? Me voy a por un café. ¿Quieres uno?
Jeff se encogió de hombros y
Matt se dirigió a la cafetería del submarino. Justo cuando este hubo
desaparecido, Jeff, dejó de pensar en su jugada. Ya estaba cansado.
Al principio, la idea de
surcar las profundidades del océano en un submarino, había entusiasmado a Jeff.
Pero al cabo de unos diez días metido en aquella ballena de metal se empezó a
desesperar. Incluso había pensado maneras de subir a la superficie, pero ninguna
de las opciones la había resultado realmente atractiva. Tampoco había muchas
opciones de diversión –menos el ajedrez- y aunque con Matt se lo pasaba bien,
estar con una persona diez días seguidos encerrados en un submarino, únicamente
divirtiéndose con el ajedrez… le llegó a saturar.
Jeff miró alrededor. Ya se
sabía los camarotes de memoria: Habitación rectangular, estrecha y muy larga,
con un pequeño pasillo en medio de dos filas de literas metálicas. Con pesar,
Jeff se levantó de la cama de Matt –la inferior a la suya- donde estaban
jugando al ajedrez y miró por una de las pequeñas ventanas que había en la
habitación. No vio nada. Estaba todo demasiado oscuro. Dónde se podía ver el
exterior era en la cámara principal. Era una zona circular que se situaba en el
frente del submarino, tenía unos ventanales enormes y unos faros que iluminaban
el camino. De esa cámara salía un pasillo que cruzaba todo el submarino, y a su
vez, de este pasillo salían distintas áreas, como la cafetería, la sala de
mandos, enfermería… O como los camarotes.
Jeff anduvo pensativo a lo
largo de los camarotes. Aquellos últimos días estuvo pensando mucho en la
misión. Había sido su primera misión después de haber acabado de formarse y le
estaba resultando de lo más pesada. También había que tener en cuenta que ésta era
una misión de testificación para probar si el submarino -recién construido- era
válido y seguro para ser utilizado, por lo tanto no se podía esperar que pasara nada emocionante de este
viaje. Pero sin querer, pasó.
Justo cuando Matt trajo los
cafés, se oyó un grito que provenía de la cámara principal. Jeff salió del
camarote a toda prisa, subió las escaleras, recorrió el pasillo principal
corriendo y llegó a la cámara, entonces se paró en seco.
Por el ventanal no se veía
nada. Los faros habían fallado y todo estaba oscuro, más oscuro incluso que
cuando mirabas por cualquier otra ventana del resto del submarino. Pero, aparte
de esto, había algo que a Jeff le daba muy mala espina.
Poco a poco fue llegando
todo el mundo a la cámara principal y, como es obvio, la gente empezó a
alterarse y a hablar sobre lo sucedido. Más tarde apareció el capitán seguido
de los oficiales.
-¡Silencio!- dijo el capitán
acallando todas las demás voces-. ¿Qué ha sido eso?
-Hemos sufrido un corte de
electricidad- respondió un marine-. El submarino se ha parado y los faros se
han apagado.
El capitán se quedó
pensativo un momento. Luego subió unas escaleras que llevaban a la sala de
mando. Entró y cerró la puerta.
Y las voces surgieron de
nuevo. Pero Jeff no abrió la boca. Simplemente se quedó mirando a la sala de
mando, que por cierto le fascinaba. Esta sala era una de las más extrañas del
submarino. Mucha gente la llamaba la casita del árbol, porque era una
plataforma sujeta a una viga circular que cruza el submarino de abajo a arriba
en forma de tronco. Y sujeta al “tronco”, una plataforma que estaba rodeada por
una valla (la casita), y tenía unas escaleras que llevan a la cámara principal,
de manera que, desde arriba, puedes asomarte a la valla y hablar a todo el
personal que estuviera en la cámara. En
esta sala solo podían entrar los técnicos, los oficiales y el capitán.
Pasados dos minutos el
capitán volvió a salir y se apoyó en la
valla con las dos manos y miró al
personal que se encontraba en la cámara principal. El silencio se hizo de
nuevo. Y entonces dijo:
-¿Alguien sabe cómo ha
podido producirse este corte?
Nadie dijo nada. Poco a poco
surgió un suave murmullo en la sala. Entonces Jeff se dio cuenta. Un escalofrío
le recorrió la espalda y avanzó hacia la cristalera dándole la espalda al
capitán. Una vez allí se quedó quieto con una mano posada sobre el cristal y observando
el exterior. Acercó un poco más la cara al cristal y entonces los supo.
-Puede ser un animal-dijo un
marine-. Tal vez haya mordido algo, o directamente sea un animal con algo
eléctrico como las anguilas…
-No-Le interrumpió Jeff. Este se dio la vuelta
y miró directamente al capitán- No ha sido un animal. Lo que tenemos en frente
es una “cordillera” marítima. Por eso
está tan negro. Nos hemos chocado.
Todo el mundo calló. -¿Es eso posible?- le preguntó el capitán a un técnico.
-Si señor- respondió éste-. Puede haber sido una nueva formación submarina.
-¿Nueva dices?- preguntó el capitán extrañado.
-Señor, sé que le parece extraño, a mí en un principio también me lo pareció. Además en los mapas que aquí poseemos estas cordilleras no figuran- volvieron los murmullos. Jeff estaba seguro de lo que decía. El capitán abrió la boca para reclamar a Jeff su afirmación pero el técnico volvió a hablar-. ¡Ya tengo la respuesta! El problema era que una montaña no se forma en dos días. Pero me acabo de dar cuenta de que los últimos datos geográficos o mapas tomados de esta zona son de 1989. De manera que sí que ha tenido tiempo de formarse.
-Hay que volver e informar de esto en tierra. Creo que hemos cumplido la misión.
Mar, me gusta mucho esta historia, espero que sepas darle un buen final.( soy Javi)
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